viernes, 10 de julio de 2009

Ni arrepentida... ni melancólica... de lo que pasó

Era Febrero del 2007... tenía todo listito para mi boda. La iglesia, estaba lista. El lugar de la fiesta era maravillosamente de ensueño. Todo el banquete, acordado y muy fino. El departamento en el que viviríamos lo había elegido yo y era precioso. Los muebles y toda la decoración la hicimos con una profesional... Mi vestido de novia estaba casi listo, sólo que el diseñador (obvio, elección de la que era mi suegra) tenía que ajustarlo cada vez más por que cada día que pasaba adelgazaba mucho. Pero no era nerviosismo lo que yo tenía... definitivamente no. Era la sensación de estar arruinando mi vida y de no ser felíz.
Mientras, el que era mi novio andaba en sus vacaciones en Cartagena de Indias, yo vivía en Santiago mi último mes de soltería, saliendo con mis amigas, despidiéndome de mi antigua vida y arreglando los últimos detalles de la que sería una magnífica boda.
Pero aquel día... salí con él. Y la vida me cambió. Me envolvió un todo de satisfacción haber pasado toda una noche con él. Él sabía mi situación, pero de igual manera lo de nosotros dos fue totalmente impulsivo... explosivo... y especial... Nos dejamos llevar por una pasión sin igual y fue tan lleno de magia ese encuentro (re parecido al de Valparaíso, cuando nos conocimos el año anteriro), pero ahora con mucho contacto físico.
Me perdí... me perdí a mí misma esa noche... me perdí en sus ojos... me perdí en sus caricias... en sus besos... en sus palabras. Y lo decidí. Decidí no casarme, después de lo que viví esa noche, no podía hacerlo. Me dejé llevar, y tenía que asumir obviamente que mi novio no se merecía eso y que yo no estaba enamorada.
Tres días después de ese apasionado encuentro con aquel chico maravilloso, yo partía a mis vacaciones (supuestamente las últimas de soltera), a Punta del Este, a un hotel cinco estrellas.
El día anterior a mi viaje, y para tener una culpa más con la cual cargar en mi vida, me junté otra vez con el chico aventura, y ahí no tuve nada más que hacer, fue en mi casa... y me enamoré como una colegiala...
Al momento de mi viaje, mi novio que ya había vuelto al país, me despedía en el aeropuerto y no pude más... no podía reprimirme más el engaño, no podía hacerle esto a él... no aguanté más y con sangre bien fría le conté todo lo que había pasado en los últimos días. Él se quedó perplejo mirándome, no reaccionaba, no me decía nada... Yo temblaba de la culpa, estaba a minutos de pasar Policía Internacional y él no decía nada!... Los minutos se hacían eternos y yo... no quería irme, no quería dejarlo ahí solo tan triste... De repente tomó mis dos manos, las puso en su pecho y me dijo mirándome bien directo... "Dime que no te acostaste con él!". Yo no soporté y bajando los ojos, me puse a llorar. Me abrazó y me dijo... "Bueno, a tu vuelta hablamos, procura no pensar más en esto y pásalo bien...". Quedé sorprendida y me fui.
Cuando llegué a Montevideo, esperando el traslado al Hotel Conrad a Punta del Este, me invadió una sensación de melancolía. Quería a mi novio... claro que lo quería, pero no estaba felíz. Siempre sentí que nos faltó algo, era un hombre muy bueno, muy dedicado a mí, muy apoyador en todo y yo sabía perfectamente que me amaba, que hubiera dado su vida por mí si era necesario. Pero así y todo, sentí que algo faltaba. No sabía que era, incluso muchas veces me cuestioné que era de inconformista solamente, pero después de lo que me pasó ese último fin de semana, me di cuenta de que quería pasión en mi vida... quería a alguien muy interesante y con personalidad arrolladora y apasionada como era aquel chico aventura.
Pensé mucho en él durante mi estadía allá. A cada cosa que hacía, a cada lugar que iba me acordaba mucho de los dos días vividos con él.
Salí mucho allá, conocí unas playas espectaculares, anduve en unos bancos de corales maravillosos... la arena blanca y suave en mis pies... Mi bronceado perfecto lo conseguí feliz...
Estaba en mi mejor momento, jeje... con mis curvas perfectas y el bikini pequeñísimo que lucí... rompí más de algún corazón. Las fiestas de la noche en que bailé hasta el amanecer (y bebí mucho también), encaramada en esos tremendos tacos finos italianos, fueron totales!. Estuve 12 días en un palya exquisita, en un lugar completamente cosmopolita, conocí tanta gente y de tantos lugares del mundo. Cómo olvidar a aquellos escoceses deshinibidos con los que bailé... a los brasileños, colombianos, italianos, españoles y franceses que conocí.
Pero del que sin lugar a dudas jamás me olvidaré, fue del griego... de Alexandros. Hicimos una linda amistad, comunicándonos un poco a señas y en inglés, que él hablaba muy poco. Me siguió durante varios días allá. Pasábamos la tarde en la piscina, comíamos juntos, bailábamos juntos, y paseábamos por todos lados... desde que me aburrí de sólo parranda y beber... me dediqué a conocer con él todo Punta del Este y sus alrededores; ya que mis acompañantes pasaban durmiendo la borrachera y la parranda de la noche anterior jaja.
Con él me junté acá en Chile y fue bien bonito nuestro affaire acá, yo ya estaba soltera cuando él vino en abril, y como mi chico aventura del verano estab resolviendo su relación... yo no estaba segura de nada, me aventuré a salir con él... y resultó algo bien lindo, fue una relación fugaz; ya que yo ya estaba demasiado complicada y con el corazón revuelto... pero sí... fue lindo todo lo vivido con él, allá en Punta del Este y acá en Chile.
No sé porqué me acordé de todo esto... Debe ser que Alexandros viajó y me llamó para despedirse... o fue el casual encuentro que tuve con mi ex novio en el metro hoy en la mañana y me recordó que estábamos en las fechas en que era nuestro aniversario (como dato anecdótico me dijo)...
No sé... pero quise escribirlo.
Bueno... ya con mi pololito lindo estamos mejorados de la Influenza AH1N1, y de vuelta a la realidad, en el departamento y de vuelta al trabajo... que lata! se acabó el descanso...
Saluditos... y una florcilla!
Cariños... buen fin de semana...
Ivy

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