lunes, 6 de abril de 2009

La Hermandad Marrana...

Mi finde estuvo muy entretenido... con el cumpleaños de mi amorcito BB, después con el cumple de una amigui el sábado y el domingo día de corrida de la Maratón de Santiago y después regaloneo toooooda la tarde... no me quejo, fue muy bueno y tierno...
Ayer me estaba acordando de unas amigas de la universidad y de lo que se generó cuando estábamos juntas... Aquí va la historia de la Hermandad Marrana...

Ufffff!!! la famosa y excéntrica Hermandad Marrana, compuesta por las geniales y divertidas chicas leopardo (Sol), intento frustrado de elfa (me) y la coqueta brujita (alias Clau). Cómo no recordar con cariño y muchas risas aquella celebración de veintitantos en conjunto dela Clau y la Sol, cuando nos dimos el lujo de poner las condiciones para una fiesta exclusiva y más encima de disfraces. Por cierto, llegó cada espécimen, desde una avestruz a una serpiente venenosa, desde el doctor chiflado a una conejita playboy -aunque nunca se vio nada-, desde un cura ebrio a una Drag Queen, desde un Jesus Christ(Oh Right!) a un futbolista de poca monta, y otros personajes indómitos, nativos y salvajes de algún lugar recóndito de este planeta u otro. Claro que no faltaron los aguafiestas que no llegaron con nada preparado, y poniendo cara de algo, fingieron un personaje como hacemos todos y todos los días, en diversos momentos de nuestras existencias.

Pero cómo se originó la Hermandad Marrana??? Ufffffff, esto data del siglo pasado... ahhhh jajaja nunca tan atrás...
Su origen data del año 2002, cuando a tres amigas o sea las que protagonistas de esta historia, se nos ocurrió hacer un trabajo de Universidad con otras dos compañeras más, que muy poco tenían que ver con nosotras; sin embargo en aquellos tiempos existían muy buenas vibras entre ellas y nosotras... En la actualidad, sólo una agradable pero lejana cercanía. El nombre se lo debemos a una de estas compañeras, que por entonces la considerábamos como la prima marrana o una familiar lejana de nuestros territorios. Quizás la denominación surgió por las excesivas alusiones a ideas, terminologías y abstracciones que se traducían en la conceptualización de postulados de índole bajo, sucio, cochino, porcino, marrano, pero que nos permitía alimentar nuestra mente y nuestros ánimos en medio de un ambiente de tensión cerebral, donde habían unas mentes que trataban de pensar más que otras, y esto provocaba cansancio y sofocación por falta de oxígeno, tras largas y extenuantes y, por qué no decirlo, estruendosas horas de laburo, que en ciertas ocasiones nos llevaban al deseo implacable de cometer un asesinato en tercer, segundo o hasta primer grado, jaja.

Pero como resultado de todo lo anterior surgió la Hermandad Marrana: con muy buena disposición para pasarlo bien, ir a carretes de diversas índoles y con diversos individuos, que quedaban después de cierto tiempo, en diversos estados... muy deplorables algunos... jeje.
Viejos tiempos ya, aquellos donde la Hermandad Marrana sabía lo que era verse las caras de espanto luego de una noche de toxi carrete o, en contraste, de trabajo excesivo, sin o con turnos para poder dormir. Aunque por lo general, alguna simple% no dormía.
Cada integrante de la Hermandad Marrana entregaba lo suyo a la agrupación: la Clau entregaba los carretes, las borracheras, los desmayos en pleno cumpleaños, el lado sensible y emocional e inocente, las voladuras en amplio sentido, los eventos con sujetos deseosos de vincularse con cualquier mujer, jaja, la cinemanía, no sé qué más, supongo que las buenas vibras en momentos de tensión. La Sol entregaba su impresionante creatividad tanto para ideas freak como para cosas entretenidas, de buen gusto y por su puesto, para los magnos eventos, donde la producción era la destacada; también su acogedor hogar, centro obligado de nuestras reuniones, que actualmente -citando a la compañera Clau- hace mucha falta... pero no era acogedor sólo por ser una casa sin padres, ni ancianos, ni cualquier muestra de autoridad ni niños revoltosos, sino más bien lo agradable que era entrar en él, sentir que podíamos hablar sin tapujos de cualquier estupidez o tema, saber que la Sol nos recibiría simpre con amabilidad y relajo, que siempre tendríamos bebida a la mano, o cerveza, o jugo, y en el peor de los casos, agua; que siempre seríamos atendidos como reyes en esa casa, a veces con pastelitos ricos, otras veces con alguna comida chatarra, y otras con ladridos o maullidos varios, y siempre existía la posibilidad de evadir las tareas y responsabilidades viendo una película, hablando horas y/o escuchando las canciones de Los Luttiers... estoy bromeando, sólo para que la Sol me corrigiera diciendo que son Les Luthiers, grupo argentino del cual se hizo adicta mucho tiempo. Y yo poh que segùn alguna reseña por ahí me catalogaron como, la que al principio le entregó a la Hermandad Marrana, antes de que se conformara como tal, la disciplina, la orientación al trabajo y los resultados, la seriedad... y aunque siempre mostré un excelente humor, ternura y coquetería, con el tiempo me lograron corromper para volverme una joven indisciplinada, que con el tiempo cuestionaría sus propios valores y echaría de menos haber sido cuasi santa, jaja... aunque nunca lo fui no me la creo... Porque después entregué a la hermandad, los chistes sucios, la capacidad de reflexionar ante cualquier situación, la nota crítica, la capacidad de andar por la vida entregando abrazos y besos a los amiguis, cosa a la cual no estas monstruas no estaban muy acostumbradas; entregué también mi alegría y pasos extravagantes de baile, con los que conquisté más de algún corazón, menos el de las amiguis, jaja. También les entregué mis inquietudes, mis penas, mis tristezas y ahogos, mi soledad, mi sinceridad y forma de ser tan pasional, mis internos reproches a ciertos personajes conocidos como... sólo dejémoslo en la cosa comunitaria... en fin. Sí, me apoyaron demasiado la moción de mi histeria, como dijo nuestro compartido amigo Pollo en aquella banca por aquellos viejos tiempos cuando todavía éramos unos miserables estudiantes...
Y así llego al final de esta reseña histórica sobre una Hermandad que causó furor, rompió los esquemas de la normatividad implantada por la moral y las buenas costumbres, impresionó con sus tendencias liberales y por el poco interés de ser aburridas como una gran mayoría.
Y ahora los caminos están separados, pero no así el espíritu o quizás los buenos y malos recuerdos... cada cual tomando las decisiones que marcarán su adultez joven, su vejez o lo que sea, cada cual tomando riesgos y viviendo aventuras que no nos podremos contar... quizás jamás. Pero así son las cosas no más, y siempre me alegraré al recordar a las Hermanas Marranas y me sentiré orgullosa de ser una de ellas... de ser una marrana con orgullo y dignidad, jaja.

Una flor!



Yo... Ivy

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