martes, 14 de julio de 2009

Expreso mi locura en decisiones...

Decisiones, detesto tomar decisiones importantes. Pero en el último tiempo me he visto en la obligación de tomar las decisiones más importantes de mi vida, tantas como nunca en mi vida entera (tan corta hasta ahora por lo demás). Me estresa la sola idea de estar bien y tener ante mí una idea que puede sacarme de volver a caer en la monotonía y que ofrece mucho más. Riesgos hay, siempre. Ahora bien, cuando la decisión prima está tomada, hay que ir tomando una serie de pequeñas decisiones en el camino para llegar a cumplir la principal. Y estas pequeñas pueden cambiar el curso de tu historia, tu suerte, tu rumbo... y pueden acercarte o alejarte de tu meta. He ahí un riesgo grande, muy grande. Es estresante.
No es como decir bueno, este año me iré de donde estoy para cumplir mis sueños. Fue difícil en la práctica, pero tomarla no lo fue, ya que siempre dije que mi estadía acá era transitoria. Eso, porque no dudé de mis capacidades y hasta cierto punto lo consideré como un reto intelectual.
Lo hice (por supuesto nadie le hayó mayor mérito, pero me enorgullece a mí misma), es una locura, nadie se hubiese atrevido, algunos me dicen "déjalo, ya verás como cumples tus sueños", todos se preocupan porque me ven infelíz e insastifecha... Y lo hice.
Y no contenta de haberlo logrado, me voy a la aventura y concluyendo recién de lo que haré o no haré en mi nuevo camino.
¿Estoy preparada para tomar decisiones locas y arriesgadas? Tiempo tengo para enmendar un error... Es una idea que nace, hay que estudiarla un poco antes de tomar cualquier decisión al respecto, pero llegado el momento se toma o se deja sin peros y sin aplazarla.

Ahora ideas tengo varias, eran proyectos que tuve alguna vez, e incluso una propuesta fuera de mi ciudad llegó a mis manos... Qué hacer?... aún no lo sé. Lo único que sé es que debo tomar la decisión correcta.

Dios me de lucidez.

Una flor!

Ivy... decidiendo
PD: Vino una oportunidad y tocó a la puerta. Ivy fue a atender y la invitó a pasar. Le ofreció un par de cosas que le parecieron estupendas, lo pensó y quedó en llamarla de vuelta. Esa misma tarde, Ivy movió un par de cables, ordenó un poco las ideas y le envió un mensaje para volverse a encontrar. Dejó todo preparado para la respuesta. Y reza a Dios porque pueda contestarle.

1 comentario:

La Gata Coqueta dijo...

En nuestra vida hay un momento en el cual pasa un tranvia por nuestra puerta, el subirse o no es cosa solamente nuestra, pero que conste que los tranvias tan solo pasan una vez y esa es la cuestión...

La decisión que tomemos dependemos de ella toda la vida...

Aquí la llamamos suerte...

Y si nunca hacemos nada, ahí nos quedamos sin más y luego todo son lamentaciones... si yo hybiese o hubiera...

Luego haz aquello que tu creas lo más oportuno y como tu dices eres jóven y aún puedes rectificar.

¡¡Suerte en la vida para ti!!

Un abrazo un beso y feliz semana!!