miércoles, 5 de mayo de 2010

El intruso de Goethe



De vez en cuando, viene el viejo Mefistófeles, con papeles bajo el brazo… Viene con la predisposición de llevarse un sí de mi boca. A veces conversamos largas horas, pero suelo ser bastante descortés para llevarlo a la salida.
Nunca un sí de mi boca sacó.
A veces se conforma con una sonrisa y una despedida cordial y me dice que pasará en otra ocasión. No le digo que no vuelva, porque siempre está rondando. Pero ya no lo dejo entrar. Una vez se metió por la puerta detrás de mí, porque me venía siguiendo desde hacía un buen rato. Es de esos que hablan demasiado y escucha poco. Y de esos que no tienen nada mejor que hacer que remover cimientos y sentimientos pasados y reírse de uno. Otras veces suelo dejar que hable… yo ya no le presto atención.
Ay, Mefistófeles! Suelo reírme de tu impertinente insistencia. No comprendes que no tengo edad para tu juegos, tus tratos no me convencen. No me interesa la sabiduría inmemorial que renuncié a ella el día que decidí quedarme en la tierra. No estoy ávido de lujos n de aventuras, no quiero rodearme de multitudes frenéticas vitoreando. No tienes nada que ofrecerme. Ya armé mi bolso con lo necesario y si algo me hace falta, lo adquiriré de camino a casa. Sigue intentando, que en vano te esfuerzas… No te llamo amigo, porque a tu calaña no se le puede considera siquiera a algo cercano.
Hasta la próxima visita, sigue gastándote que a mí no me llevas…


Una florcita para todos!...


Ivy... con la panza cada día más grande...



PD: es tan lindo y tan raro todo mi embarazo, que siento que ya no puedo más de felicidad... por mi hijito lindo... por su papá que está felíz... y por todo lo bueno y maravilloso que nos rodea..










No hay comentarios: