lunes, 30 de noviembre de 2009

Valparaíso de mi amor! (uno de mis artículos más queridos)




Valparaíso.
Cómo definir o describir este lugar tan maravilloso y tan folklórico de Chile. Supongo que puedo partir mencionando las exquisitas chorrillanas que siempre que voy como en el J. Cruz, Restorán -escrito a lo chilensi- que se encuentra ubicado en un pasillo llamado calle Condell, donde tienes que hacer fila en las noches para saciar tu hambre y tu sed... Además, es el clásico pasillo ocupado para saciar otro tipo de necesidades básicas, cuando el carrete ha sido muy bueno, así que comprenderán que la espera es algo envolvente afuera. Pero estando adentro te olvidas del exterior, y te transportas a un mundo solidificado en un pasado entre guerras, atestado de "cachivaches" y adornos tales como sombreros de marinos -en sus distintos rangos-, muñecas de porcelana, cuadros de barcos en la mar, reproducciones en pequeña escala, aunque ni tan pequeña, de barcos antiguos como aquellos ocupados por piratas, y si alguien mide como 2 metros y algo de estatura puede llegar a topar su cabeza con un misil colgado en el local.
En realidad, tiene tantas cosas en sus paredes, techo, repisas, que es imposible comer sin lanzar miradas curiosas alrededor, mientras se enfría la chorrillana. Bueno, para una persona curiosa como yo, en un lugar de múltiples desafíos y mantiene mi constante interés en miles de objetos al mismo tiempo.
Ahora, otro de los encantos de Valparaíso son los varios ascensores, de diversa forma, estilo y gracia, que sirven para acercar a la gente a sus destinos, especialmente en esos cerros tan empinados donde se instalaron las casas hace ya varios años, cono una fila de piezas de dominó, que cada vez que llueve corren peligro de derrumbe -sin querer darle una nota trágicómica a mi comentario-. Uno de estos maravillosos ascensores es el Polanco, que es contraindicado para personas que sufren de claustrofobia, ya que el ingreso a él es como el túnel de una mina subterránea y el ascensor en sí funciona subiendo y bajando por un túnel vertical, de modo que en el trayecto no ves más que el cemento de las paredes y te imaginas: ¿Qué pasaría si justo a la mitad del trayecto, el ascensor sufriera un desperfecto y quedara encerrado aquí? Por suerte, cuando yo tuve la oportunidad de viajar en este ascensor, no pasó nada trágico, sólo que andaba algo "enguayabada" (con caña) al parecer, pero no pasó a mayores. Y la vista que se tiene desde este ascensor, una vez que llegas a la cima, es espectacular, sólo que ves otro lado de Valparaíso, no el sector costero con sus embarcaciones en los puertos, sino aquel que es menos farándulero y más crudo en términos de pobreza. Eso según lo que yo alcancé a conocer de Valpo, puede que me equivoque rotundamente, así que espero los repudios e insultos en esta página, jaja. El resto de los ascensores tienen algún grado de inclinación, y tienen ventanas donde uno puede disfrutar de las distintas escenas que entrega la panorámica de Valparaíso. Unos duran tan poco en su trayecto que te quedas con las ganas, otros dura lo suficiente para pensar en hacer algo más que observar el exterior, sólo por el gusto de incrementar las experiencias de la vida y mencionarlas cuando tienes que jactarte con alguien, jeje. Y los viajes en bote por la noche!!! Con las luces decorando todos los cerros porteños, como si fueran miles de árboles de navidad posados en la tierra a la perfección. Y a lo lejos vislumbras lo que podría ser Viña del Mar, que en lo particular no me atrae, pero que sabes que te encuentras en una inmensidad y en cada vuelta hay otra realidad, otras costumbres e historias, porque no me van a decir que es comparable o que es muy similar Viña con Valpo, que si quiero comer chorrillanas me vaya a algún restorán de Viña, no, no, imposible. Cuando quiera ir a realizar un documental sobre el Miami Vice de Chile, entonces tendré que verme en la obligación de ir a la tierra de las rubias teñidas, y de los festivales top. En Valparaíso también se vive la historia antigua mezclada e incluso viviendo paralelamente con las nuevas generaciones, entre las que se destacan los universitarios, ésos que en la actualidad aportan buenos ingresos, y que reinventan sus tendencias a través de los festivales de cine, japoanimación, new wave, new age o cómo sea, y que hacen que cada día sea un carrete más, que cada día exista una nueva actividad por la que celebrar, y hacen que quienes estudiamos en la capital, envidiemos cada vez que recordamos esa realidad tan fresca, tan dinámica y tan porteña, al fin y al cabo.
Una flor... y excelente semana a todos...

Ivy

NOTA DE LA AUTORA: Este es un artículo publicado hace años, en el diario de la Universidad, en mi columna...

1 comentario:

La Gata Coqueta dijo...

En cada ciudad las partes antiguas tienen ese halo que te dejan prendida o hechizada por su por la mágia que contienen, historia decoración, trato, o por haber estado en compañia de alguien en especial, como yo siempre comento tienen ese algo que no se encuentra en las zonas de nueva fabricación, aunque sean de una calidad y renombre muy afamados.

Y que no se me olvide felicidades por tu articulo en el boletin de la uni.

Un abrazo y una rosa amarilla para ti.

Marí.